¿Por qué utilizar Aire Compimido?
Es flexible, versátil y relativamente seguro en comparación con otros métodos de almacenamiento de energía, como las baterías y el vapor. Las baterías, por ejemplo, son voluminosas y tienen una duración de carga limitada. El vapor, por otro lado, no es tan rentable ni fácil de usar (se calienta mucho) como el aire comprimido.
Sin embargo, cuando se compara el aire comprimido con la electricidad, consideramos que este último es más rentable. Al menos a primera vista. Pero en ese caso, las otras ventajas del aire comprimido marcan la diferencia. Quizás lo más importante es que el aire comprimido es mucho más seguro para las personas y los equipos. También es más flexible, las herramientas que ofrece son más ligeras, más duraderas y menos caras, lo que compensa el mayor coste del aire comprimido.
¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta la compresión del aire?
Aunque todas estas ventajas convierten al aire comprimido en una herramienta excelente, hay algunos desafíos que hay que superar. En primer lugar, se necesita mucha energía para producirlo (al igual que toma más esfuerzo inflar un globo que respirar).
Toda esta energía utilizada no solo es cara, sino que también contribuye a la huella ecológica de las empresas en un momento en el que la
sostenibilidad es un tema crítico.
Un segundo problema es que el aire en el ambiente que se está comprimiendo contiene inevitablemente contaminantes, como pequeñas partículas, humedad e incluso trazas de aceite. El proceso de compresión aumenta la concentración de estos contaminantes por metro cúbico.
Afortunadamente, hay formas de abordar estos dos problemas para garantizar que el aire comprimido sea lo más limpio posible y el proceso de hacerlo más sostenible.